Crónica del tercer curso de forja

El sábado 7 de noviembre celebramos el tercer curso de forja en nuestro taller, esta vez restringimos el número de participantes a 4 aunque a última hora 2 inscritos no pudieron venir. Con solo dos alumnos nos hemos sentido muy cómodos y fue una clase casi personalizada.

El perfíl de nuestros alumnos es muy variado, doctores, artistas, escultores, agricultores, aficionados a la supervivencia, etc. si algo tienen en común son las ganas de aprender y el entusiasmo por hacer cosas con sus manos.

Empezamos puntuales y con un café en la cocina, una breve explicación de lo que iban a aprender y algo de teoría, descripción de las herramientas, algo de historia por supuesto y a empezar.

Primero familiarizarse con el espacio de trabajo, la fragua y su funcionamiento, etc. Siempre nos gusta explicar cómo hacemos nuestras fraguas resolviendo sus dudas. Nos interesa mucho que puedan montarse sus propias fraguas porque cuanta más gente haya forjando más difícil será que se pierdan estos conocimientos.


Explicando el funcionamiento de la fragua y su construcción.

Cada uno con su fragua y su yunque


Durante las primeras horas no dejan de sonar martillazos, yo de una fragua a otra poniendo carbón, corrigiendo, ayudando, etc.

Paramos a tomar un refresco para descansar físicamente pero sin dejar de hablar sobre forja.

Momento de descanso


El acero va tomando forma y nuestros alumnos parece que lleven toda la vida forjando, no por el cansancio sino por la naturalidad con la que trabajan.

Al medio día la parte más difícil, conseguir que paren para comer. Comida casera, buenas conversaciones y vuelta a la fragua.

El acero al rojo sobre el sufrido yunque

Doblando la espiga

Normalizado, desbaste a mano, templado, revenido y afilado. Todo esto se va aprendiendo con la experiencia pero es muy importante conocerlo o por lo menos probarlo.

A veces la fragua nos sorprende con un espectáculo de chispas


Al final de la jornada cada uno tiene su cuchillo, seguramente no serán los mejores cuchillos que harán en su vida, pero son los primeros y se llevan un buen recuerdo. En este curso han aprendido lo suficiente para empezar un largo camino en la forja que deseamos que no abandonen.

Cada uno con su cuchillo orgullosos y yo orgulloso de ellos.
Para nosotros fue una experiencia muy gratificante, siempre aprendemos y conocemos gente maravillosa en nuestras actividades. Tanto Guillermo como Joaquín son unas grandes personas con las que continuaremos nuestra amistad.

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